” APARICIÓN DE LA VIRGEN
Una larguísima tradición, acompañada de hermosa leyenda, relata la aparición de la Virgen María, como una bella señora vestida de pastora, a un zagal, un pastorcito del pueblo, que pastaba su rebaño de ovejas en las inmediaciones del antiguo castro. El hecho tuvo lugar en año incierto, únicamente se nos ha transmitido que fue entre el siglo XI y XII. Debió de ocurrir en las cercanías del antiguo castro porque el pueblo estaba reconstruido en la falda del teso a comienzos del siglo X, como queda dicho. La Señora infunde paz al muchacho y le indica un hueco, donde una oveja había pisado. Le invita a abrir la cueva y allí verá que se encuentra la antigua imagen. No le dice, como en otras ocasiones, que le levanten un templo, sino que la lleven a la iglesia del pueblo, Castro de Acebal, y la coloquen en el retablo para ser venerada por los fieles.
El pastorcillo comunica al clero y a los vecinos el extraordinario acontecimiento, el hallazgo de la antigua imagen escondida muchos años antes por los antepasados a fin de evitar una profanación de los invasores musulmanes. Él narra lo que ha experimentado, es decir, su encuentro con la Señora, su bondad, su belleza y sus palabras. El mejor testimonio para creerle es la imagen, que les muestra. A falta de un relato original certificado, podemos concluir con la tradición popular que el pueblo entero alborozado, junto a su párroco y pastor, llenos de emoción y profunda veneración, llevaron la imagen a la iglesia y la colocaron en sitio de honor. Probablemente desde entonces se la llamara Santa María del Socastro, por haberla hallado allí, bajo el castro, “subtus castrum” del mencionado testamento de Ordoño II. “
Fragmento del libro “Virgen del Socastro” de Don Félix Carmona Moreno.
La imagen de la Virgen del Socastro necesitaba una restauración para que las siguientes generaciones pudieran seguir disfrutando de ésta belleza escultórica.
Gracias a los habitantes de Villamayor de Campos, en especial a Maria y a Don Miguel por su esfuerzo y su voluntad, gracias al cual sea ha podido realizar está Conservación – Restauración.
Para mí ha sido un verdadero placer poder restaurar esta talla de tanto valor histórico – artístico.
El proceso ha sido complicado debido al estado en que se encontraba: faltas importantes de policromia, grietas estructurales, repolicromado de las carnaciones… pero una vez terminada, se ha recuperado la policromía original, la marca de la pisada de la oveja en la mejilla del niño, que verifica la historia del hallazgo por parte del pastorcillo, volver a vislumbrar los colores del manto …
Todo ello se ha realizado con la más estricta Conservación, sin rehacer demasiado las partes sin ningún resto de policromía para dar mayor valor a la antigüedad de la talla.
En el siguiente vídeo podéis observar los pasos de la Conservación- Restauración: